La practica de la educación física de forma continuada trae consigo una serie de beneficios que iremos viendo, pero no cualquier educación física, sino aquella de calidad. Estos beneficios no se quedan solamente a nivel físico, como se pudiera pensar, sino que van más allá. Como ya comentábamos en el segundo episodio del podcast «Educación Física», ni el cerebro ni el sistema nervioso pueden abstenerse de ser partícipes de la práctica física y, por tanto, esta práctica deportiva conlleva beneficios a todos los niveles: físico, social, psicológico y académicos.
Los beneficios físicos puede que sean los más conocidos y con los que se está más sensibilizados a nivel social. Por este motivo vamos a hacer poco hincapié en ellos, pero sí resaltaremos algunos que me parecen interesantes a nivel escolar.
Actualmente el sobrepeso y la obesidad está comenzando a ser un gran problema entre los más pequeños. La práctica de la educación física ayuda a controlar estos aspectos así como a prevenirla en edades adultas
Mientras que en los adultos se gana o se pierde peso cambiando el tamaño de las células adiposas (células que almacenan y forman los depósitos de grasas del cuerpo), en los niños se generan nueva células para almacenar la grasa cuando sea necesario. Por tanto, los adipositos, según investigaciones, se incrementan en la infancia en lugar de en la edad adulta. Lo que esto quiere decir, es que los niños que tengan sobrepeso encontrarán mayores dificultades para perder peso que aquellas personas que engorden ya siendo mayores.
En estas edades los huesos están en continua formación y crecimiento, por lo que es importantísimo que éstos crezcan con una mineralización considerable. La práctica de la actividad física favorece una mayor mineralización de los huesos -huesos más fuertes- y por tanto, se disminuye el riesgo de padecer osteoporosis a una mayor edad. En las niñas, si cabe, este aspecto tiene aún más importancia, porque a partir de la menopausia se produce una pérdida acelerada de la masa ósea, sobre todo entre los 5 y 10 primeros años posteriores a la pérdida de la menstruación.
La práctica de la educación física también produce una maduración del sistema nervioso motor y un aumento de las destrezas motrices.
El conocimiento, la práctica y la valoración de la actividad física es un elemento indispensable para preservar la salud. Esta área es clave para que niños y niñas adquieran hábitos saludables y de mejora y mantenimiento de la condición física que les acompañe durante la escolaridad y lo que es más importante, a lo largo de su vida.
Su práctica nos protege de los riesgos derivados del sedentarismo (según la Organización Mundial de la Salud -OMS- el sedentarismo aumenta las causas de mortalidad, duplica el riesgo de enfermedad cardiovascular, de diabetes de tipo II y de obesidad. Aumenta el riesgo de hipertensión arterial, problemas de peso, osteoporosis, depresión y ansiedad).
La educación física ayuda a conocer las limitaciones y posibilidades corporales, lo cual es básico en la formación de cualquier persona.
Beneficios de la educación física a nivel social:
Al igual que a nivel físico, son muchos los beneficios a nivel social que tiene la práctica de la educación física, pero como ya comenté anteriormente en esta entrada, no siempre tienen por qué ser valores positivos los que se transmitan con la educación física, sino que éstos dependerán del cómo se enfoque y cómo se trate para que tenga los valores deseados. Es decir, no vale hacer educación física por hacerla y de cualquier manera, sino que será la educación física de calidad la que transmita esos valores que se le predisponen positivos a la práctica de la actividad física.
Los niños deben tener tiempo libre para desarrollar su imaginación y su autonomía personal, y bajo este prisma la educación física le aporta una serie de recursos que favorecen la práctica de actividad física, para abogar por un estilo de vida saludable, como alternativa de ocupación del tiempo de ocio. Cierto es, que entre todas las actividades planificadas que tienen los niños el tiempo de ocio de éstos es cada vez menor.
El desarrollo de las habilidades sociales, es otro pilar fundamental que se trabaja desde una educación física bien enfocada. Las actividades físicas y en especial las que se realizan colectivamente son un medio eficaz para facilitar la relación, la integración y el respeto, a la vez que contribuyen al desarrollo de la cooperación y la solidaridad.
Una educación física de calidad ayuda a aprender a convivir, fundamentalmente en lo que se refiere a la elaboración y aceptación de reglas para el funcionamiento colectivo, desde el respeto, a la autonomía personal, la participación y la valoración de la diversidad.
Otro de los beneficios de la educación física, y repito, bien enfocada, es dotar a los niños de recursos de cooperación.
El cumplimiento de las normas que rigen los juegos, contribuye a la aceptación de códigos de conducta para la convivencia.
Las actividades físicas competitivas pueden generar conflictos en los que es necesaria la negociación, basada en el diálogo, como medio para su resolución.
La Educación física ayuda a la consecución de la autonomía e iniciativa personal en la medida en que aunque sea el maestro el que asigne la tarea o el juego a realizar, serán los propios alumnos los que deban desenvolverse, por sí solos, en las condiciones cambiantes que se van produciendo en las situaciones de juego. También lo hace, si se le da protagonismo al niño, en aspectos de organización individual y colectiva de diferentes actividades físicas o expresivas.
La educación física de calidad, y la práctica de una variabilidad de actividades, ayudan a comprender que cada cuerpo tiene unas características diferentes, lo que hace que se acepte la diversidad de una manera más natural, y tratar de evitar las comparaciones que no siempre son acertadas
Exelente muy interesante
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